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Plutón

Descubierto el 18 de febrero de 1930 por el estadounidense Clyde Tombaugh desde el Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona, Plutón es el único planeta de nuestro sistema solar que aún no ha sido explorado por una sonda espacial. A más de treinta veces la distancia que separa a la Tierra del Sol, y con una magnitud de 14.3, resulta apenas visible en el firmamento como un débil punto luminoso, incluso a través de los telescopios más potentes. Por esta razón, mucho de lo que sabemos sobre Plutón está basado en inferencias realizadas a partir de observaciones indirectas.

El planeta completa una órbita en torno al Sol cada 248,4 años terrestres. Su distancia promedio al Sol es de 5.906 millones de kilómetros (39.48 unidades astronómicas). Neptuno ejerce una influencia gravitatoria regular sobre Plutón, por la cual éste describe su órbita en una resonancia 3:2 con respecto a la órbita de Neptuno: en el mismo período en que Neptuno recorre tres de sus órbitas en torno al Sol, Plutón completa exactamente dos.

Esta fotografía es una de las mejores que se han conseguido hasta el momento de Plutón y su mayor satélite, Caronte. Fue obtenida por el Telescopio Espacial Hubble en febrero de 1994. Créditos: Dr. R. Albrecht, ESA/ESO Space Telescope European Coordinating Facility; NASA.
Esta fotografía es una de las mejores que se han conseguido hasta el momento de Plutón y su mayor satélite, Caronte. Fue obtenida por el Telescopio Espacial Hubble en febrero de 1994. Créditos: Dr. R. Albrecht, ESA/ESO Space Telescope European Coordinating Facility; NASA.

A causa de su elevada excentricidad orbital, durante su perihelio Plutón se acerca a menos de 4.437 millones de kilómetros del Sol, desplazándose por el interior de la órbita de Neptuno, como ocurrió por última vez entre el 7 de febrero de 1979 y el 11 de febrero de 1999. En realidad, las órbitas de ambos planetas no se cruzan, ya que la de Plutón está inusualmente inclinada en unos 16 grados con respecto al plano de la eclíptica.

Durante su afelio, Plutón se aleja a casi 7.376 millones de kilómetros del Sol. En 1988, mediante distintas simulaciones e integraciones numéricas, Gerald Sussman y Jack Wisdom determinaron que la órbita de Plutón es caótica (es decir, no completamente predecible).

Entre 1985 y 1990 se produjo una alineación entre nuestro planeta y el plano orbital de Caronte alrededor de Plutón, de forma que pudo observarse una serie de tránsitos y eclipses mutuos entre el planeta enano y su satélite. Esto permitió obtener datos fundamentales para la creación de los primeros mapas de albedo, que definen la reflectividad de la superficie de ambos cuerpos, así como la determinación precisa de su tamaño.

Plutón tiene alrededor de 2.3456 kilómetros de diámetro. Su atmósfera, descubierta en 1988 durante la ocultación de una estrella por el planeta, es extremadamente tenue. Está compuesta en su mayor parte por nitrógeno, monóxido de carbono y metano, y su espesor varía estacionalmente de acuerdo a la distancia del planeta al Sol. Además, la mayoría de las moléculas en las capas superiores de la atmósfera de Plutón tiene suficiente energía térmica para escapar a la gravedad del planeta; ese proceso es denominado escape hidrodinámico, y no ocurre en ningún otro planeta de nuestro sistema solar en la actualidad.

Las observaciones espectroscópicas realizadas hasta el momento indican que el manto de Plutón está cubierto en su superficie por metano helado, que tiene una tonalidad rojiza cerca del ecuador y más azulada hacia los polos. El núcleo de Plutón, probablemente compuesto de silicatos, podría ser relativamente grande, con un radio de más de 850 kilómetros. Esto explicaría la densidad bastante elevada del planeta, de alrededor de 2,1 gramos por centímetro cuadrado.

Los satélites de Plutón

Caronte fue descubierto por el astrofísico estadounidense James W. Christy el 22 de junio de 1978. Describe una órbita prácticamente circular a 19.350 kilómetros de Plutón, con una inclinación de 55 grados con respecto a la eclíptica. No posee una atmósfera detectable, su superficie muestra trazas de agua helada, y tiene alrededor de 1.210 kilómetros de diámetro. Completa su órbita alrededor de Plutón cada 6,387 días, el mismo período que dura una rotación de Plutón sobre su eje; por eso, al igual que sucede en el caso de la Tierra y la Luna, siempre se ve el mismo hemisferio de Caronte desde Plutón.

El 31 de octubre de 2005, un equipo de astrónomos liderado por Alan Stern y Hal Weaver anunció el descubrimiento de dos satélites adicionales de menor tamaño alrededor de Plutón. Ambos fueron observados mediante el Telescopio Espacial Hubble en mayo de 2005, y recibieron las designaciones provisionales S/2005 P1 y S/2005 P2. Las observaciones preliminares mostraron que ambos cuerpos orbitan en el mismo plano que Caronte, a una distancia de aproximadamente 44.000 kilómetros de Plutón, y tienen entre 100 y 150 kilómetros de diámetro. En junio de 2006, la Unión Astronómica Internacional aprobó los nombres oficiales de Nix para S/2005 P2 e Hidra para S/2005 P1.

En 2011, un equipo liderado por Mark Showalter, astrónomo del SETI Institute, anunció el descubrimiento mediante observaciones del Telescopio Espacial Hubble de un cuarto satélite entre las órbitas de Nix e Hidra, y casi un año más tarde, el mismo equipo descubrió un quinto satélite en el interior de la órbita de Nix. Las dos lunas fueron denominadas oficialmente Kerberos y Estigia.

El sistema de satélites de Plutón.
El sistema de satélites de Plutón.

Algunos modelos teóricos sugieren que Plutón podría tener hasta una decena de satélites y uno o más sistemas de anillos a su alrededor.

Gracias al interés de la comunidad astronómica internacional, después de muchos años la NASA finalmente aprobó el desarrollo de la misión New Horizons, lanzada en el año 2006. Luego de haber sobrevolado Júpiter para aprovechar la gravedad del planeta gigante y acelerar su velocidad de escape, la sonda será la primera en sobrevolar Plutón y Caronte en el año 2015. Ambos cuerpos parecen ser reliquias de los primeros tiempos del sistema solar, y su exploración ayudará a responder muchas preguntas sobre la formación del cinturón de Kuiper.