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Descubren tres planetas potencialmente habitables en torno a estrella cercana

Utilizando un telescopio del Observatorio Europeo del Sur (ESO) en La Silla, Chile, un equipo de astrónomos ha descubierto tres exoplanetas orbitando una estrella enana ultrafría a unos 40 años luz de la Tierra. Estos mundos, de tamaños y temperaturas similares a las de Venus y la Tierra, son los mejores objetivos encontrados hasta ahora para la búsqueda de vida fuera del Sistema Solar.

El descubrimiento fue realizado por el equipo dirigido por Michaël Gillon, del Instituto de Astrofísica y Geofísica de la Universidad de Lieja, en Bélgica. Los investigadores observaron a la estrella 2MASS J23062928-0502285 usando el telescopio robótico TRAPPIST de 0,6 metros de diámetro, instalado en La Silla, Chile.

TRAPPIST dedica la mayor parte de su tiempo de operación al seguimiento de unas 60 estrellas enanas marrones y enanas ultrafrías cercanas al Sol, a fin de detectar el tránsito de posibles cuerpos planetarios por delante de dichas estrellas.

2MASS J23062928-0502285, ubicada a 39,13 años luz de nosotros en la constelación de Aquarius, es una estrella enana ultrafría, mucho más fría y roja que el Sol y con un tamaño apenas superior al de Júpiter, y a partir de este descubrimiento, se la catalogó también como TRAPPIST-1. Este tipo de estrellas es muy común en la Vía Láctea, pero esta es la primera vez que se han descubierto planetas alrededor de una de ellas.

Esta imagen muestra al Sol y a la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1 a escala. La tenue estrella tiene sólo el 11% del diámetro del Sol, y debido a su clase espectral M8, su color es mucho más rojo. Créditos: ESO.
Esta imagen muestra al Sol y a la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1 a escala. La tenue estrella tiene sólo el 11% del diámetro del Sol, y debido a su clase espectral M8, su color es mucho más rojo. Créditos: ESO.

“¿Por qué estamos tratando de detectar planetas como la Tierra alrededor de estrellas más pequeñas y más frías en las vecindades del Sistema Solar? La razón es simple: con la tecnología actual, los sistemas alrededor de estas estrellas son los únicos lugares donde podemos detectar vida en un exoplaneta del tamaño de la Tierra. Así que, si queremos encontrar vida en otros lugares del universo, ahí es donde debemos comenzar a buscar”, explicó Gillon.

A través de observaciones sistemáticas, los astrónomos notaron que la luz de TRAPPIST-1 se atenuaba ligeramente a intervalos regulares, indicando que varios objetos estaban atravesando periódicamente la línea de visión entre la estrella y nuestro planeta. Análisis detallados con telescopios mayores, como el VLT de 8 metros de diámetro en Paranal, Chile, permitieron determinar que los exoplanetas en torno a TRAPPIST-1 tienen tamaños muy similares al de la Tierra. Dos de ellos tienen períodos orbitales de alrededor de 1,5 y 2,4 días respectivamente, y el tercero tiene un período de entre 4,5 y 73 días.

“Con períodos orbitales tan cortos, los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol. La estructura de este sistema planetario es mucho más parecida en escala al sistema de lunas de Júpiter que al Sistema Solar”, indicó Gillon.

Aunque orbitan muy cerca de su estrella anfitriona, los dos planetas interiores sólo reciben cuatro y dos veces, respectivamente, la cantidad de radiación recibida por la Tierra, ya que TRAPPIST-1 es mucho más tenue que el Sol. Esto los coloca en una posición más cercana a la estrella, fuera de la zona habitable de ese sistema, aunque es posible que posean regiones habitables en sus superficies. El tercer planeta es exterior y todavía no se ha determinado con exactitud su órbita, pero probablemente reciba menos radiación que la Tierra, aunque tal vez sea la suficiente para encontrarse dentro de la zona habitable en torno a TRAPPIST-1.

“Gracias a varios telescopios gigantes actualmente en construcción, incluyendo el E-ELT del Observatorio Europeo del Sur y el Telescopio Espacial James Webb de la NASA/ESA (cuyo lanzamiento se prevé para el 2018), pronto seremos capaces de estudiar la composición de las atmósferas de estos planetas y explorarlas, primero en busca de agua, y luego en busca de trazas de actividad biológica. Es un paso gigante en la búsqueda de vida en el universo”, concluyó Julien de Wit, científico planetario del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos y coautor del paper publicado por su equipo en la revista Nature.

Este descubrimiento abre nuevas posibilidades para la detección de exoplanetas, ya que alrededor del 15% de las estrellas cercanas al Sol son enanas ultrafrías. Por otro lado, demuestra que la búsqueda de mundos en torno a otras estrellas, hasta hace unos años limitada a encontrar exoplanetas del tamaño de Júpiter o más grandes, ha aumentado notablemente su precisión hasta alcanzar el nivel de detección de los “primos” potencialmente habitables de la Tierra.

Fuentes consultadas: Nature | ESO

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